Fórmulas de consagración al Inmaculado Corazón de María

 


Individual

Preparación: 
• reza la novena, que terminarás el día mismo de la consagración. 
• procura confesarte en esos días. 
• asiste a Misa y comulga el día mismo de la consagración. Interesa mucho renovar el propósito de cumplir los deseos de la Virgen 
• Rezar el Rosario diariamente. 
• Practicar los Primeros Sábados. 
• Reparar por las blasfemias contra el Corazón de María. 
• Procurar consolarla por nuestra fidelidad a María. 
• Venerar la imagen del Corazón de María en el hogar. 
• Renovar cada día la consagración mariana con alguna breve fórmula, como por ejemplo: «¡Oh María, Madre mía!, a tu Inmaculado Corazón me consagro enteramente con todo lo que soy y poseo. Protégeme ahora y siempre como hijo tuyo. Amén».

Acto de Consagración

 Amabilísima y admirabilísima Virgen María, Madre de mi Salvador Jesucristo y Madre mía, postrado a vuestros pies, uniéndome humildemente a todos los actos de devoción y amor de todos los corazones que os aman en el Cielo y en la tierra, os saludo, Madre queridísima, os venero y os elijo hoy por Soberana mía y Reina de mi corazón, la guía de mi vida, mi Protectora, mi Abogada y Refugio mío en todas mis necesidades espirituales y corporales. Yo os ofrezco y consagro mi alma, mi corazón, mi cuerpo y todo lo que me pertenece. Deseo también que todos mis pensamientos, palabras, acciones, todos los alientos de mi respiración y latidos de mi corazón, sean, en el presente y en el futuro, otros tantos actos de alabanza a la Santísima Trinidad por todos los privilegios y gracias incomparables que os ha concedido. ¡Oh Virgen amabilísima!, entrego confiadamente a vuestras manos maternales todos mis deseos, propósitos y anhelos, y no quiero jamás aspirar a algo más allá de lo que sea conforme a la Voluntad de vuestro Divino Hijo y la vuestra. Aceptadme, os lo ruego, queridísima Madre, entre vuestros hijos predilectos y en el número de los servidores escogidos, privilegiados de poder colaborar en la preparación del triunfo de vuestro Corazón Inmaculado. Consideradme y tratadme enteramente como posesión vuestra. Disponed de mí y conducidme siempre y en todo lugar, no según mis propias inclinaciones y deseos, sino según vuestro beneplácito. Yo, por mi parte, tomo hoy la firme resolución de observar fielmente los mandamientos de vuestro Divino Hijo Jesús, de seguir vuestras maternales exhortaciones, oh Reina del Santo Rosario, de amaros tiernamente y de consolaros. Quiero también, en cuanto me sea posible, por mis oraciones y lo mismo. Sobre todo, quiero venerar con especial devoción vuestro Purísimo Corazón, ardiente de caridad y, con vuestra poderosa asistencia, oh Mediadora de todas las gracias, tratar de imitar tanto como pueda las sublimes virtudes que os adornaban aquí en la tierra. ¡Oh, Reina de mi corazón!, que por el misterioso obrar del Espíritu Santo en vuestra alma santísima habéis sido transformada en un verdadero Espejo de la Justicia de Jesús, vuestro Divino Hijo; imprimid en mi corazón, os lo ruego, una imagen perfecta de las virtudes del vuestro, a fin de que el mío sea un retrato vivo del vuestro Inmaculado. Oh Virgen gloriosa, vuestro Purísimo Corazón ha estado durante su existencia terrenal entrañablemente unido al Divino Corazón de vuestro Hijo, compartiendo plenamente sus nobilísimos sentimientos y espíritu de sacrificio; y ahora, elevado a la bienaventuranza del Cielo, está perennemente unido a él de modo inigualable, en la más sublime felicidad. Por ello os ruego, oh Madre de Dios, unid mi pobre corazón de tal manera al de mi Jesús que no abrigue otros sentimientos y deseos que los vuestros, y que no obre nunca sino lo que sea más agradable a su Sacratísimo Corazón y a vuestro Dulcísimo Corazón Inmaculado, oh Madre benignísima. Amén.

Familiar

La sociedad, la Iglesia será lo que la familia sea. Pío XII afirmaba: «Nuestro pensamiento va igualmente hacia las familias cristianas, para exhortarlas encarecidamente a que se mantengan fieles a su insustituible misión en la sociedad. Que se consagren al Inmaculado Corazón de María. Este acto de piedad será para los esposos una ayuda espiritual preciosa en la práctica de los deberes de castidad y de fidelidad conyugales; conservará en su pureza la atmósfera del hogar en el que crecen los hijos; más aún, hará de la familia, vivificada por su devoción mariana, una célula viva de la regeneración social y de la penetración apostólica».

Preparación: 
• rezar en familia la novena, que terminará el día mismo de la consagración. 
• procurar confesarse en esos días. 
 • asistir a Misa y comulgar el día mismo de la consagración. 
 Ceremonia: 
• colocada en lugar principal de la casa una imagen o cuadro del Inmaculado Corazón de María, se rezará ante ella el santo Rosario, después del cual, el padre de familia pronunciará el acto de consagración en nombre de todos. 
• una vez terminado, el sacerdote presente dará su bendición. 
Cada mes, en el día del aniversario
 • se colocará ese día la imagen o cuadro de la Virgen en lugar privilegiado con flores y una vela.
 • cuando sea posible, toda la familia reunida rezará las salutaciones a la Santísima Virgen. 
Cada año, en el día del aniversario: 
• Se renovará el acto de consagración después de las salutaciones.

Acto de Consagración 
 
¡Oh María, Virgen poderosa y Madre de misericordia, Reina del Cielo y Refugio de los pecadores!, esta familia se arrodilla hoy ante Vos para consagrarse a vuestro Inmaculado Corazón. Os consagramos nuestro ser y toda nuestra vida, todo lo que tenemos, lo que amamos, lo que somos. Vuestros sean nuestros cuerpos, nuestros corazones, nuestras almas; vuestro sea nuestro hogar, nuestra familia, nuestra patria...; os escogemos hoy por nuestra Soberana y Reina de nuestros corazones, nuestra queridísima Madre, Guía de nuestra vida, nuestra Protectora y Abogada y el Refugio en todas nuestras necesidades, tanto espirituales como corporales. Depositamos en vuestras manos todos nuestros designios, proyectos e intereses, y no queremos tener otros que no sean los de vuestro Hijo y los vuestros. Queremos poner a vuestro Inmaculado Corazón en el centro de este hogar, de manera que todo lo que hay en nosotros y en derredor nuestro os pertenezca y participe de vuestras maternales bendiciones. Y para que esta consagración sea verdaderamente eficaz y duradera, renovamos hoy a vuestros pies, ¡oh María!, las promesas del bautismo. Y en medio de esta aflicción que padece nuestra Madre la Iglesia y la agita como a nave en la peor de las tempestades, nos obligamos a profesar siempre con valor las verdades de la fe y a vivir como verdaderos católicos, defendiendo la Tradición en su secular Magisterio y trabajando en particular por la restauración del Santo Sacrificio de la Misa. Os prometemos, finalmente, ¡oh gloriosa Madre de Dios y tierna Madre de los hombres!, Consagrar todo nuestro corazón al servicio de vuestro culto bendito, para pedir y asegurar, mediante el reinado de vuestro Inmaculado Corazón, el reinado del Corazón adorable de vuestro Hijo en nuestras almas y en la de todos los hombres, en nuestra querida Patria y en todo el mundo, así en la tierra como en el Cielo. Amén.

Entidades

Conviene que la procedan algunas instituciones, a fin de que los alumnos, socios, trabajadores, etc., hagan la consagración conscientes de su alcance y con toda sinceridad. Puede usarse la siguiente fórmula cambiando las palabras por otras más acomodadas al carácter de la entidad. 

 Ceremonia: 
• colocada en lugar principal de la entidad una imagen o cuadro del Inmaculado Corazón de María, se rezará ante ella el santo Rosario, después del cual, el director o presidente pronunciará el acto de consagración en nombre de todos.
• una vez terminado, el sacerdote presente dará su bendición.


Acto de Consagración

 ¡Oh Corazón Inmaculado de María, Corazón de nuestra Reina y de nuestra Madre! Ved aquí reunidos a los que formamos esta (aquí se cita: parroquia, diócesis, provincia, colegio, fábrica, empresa...); deseosos demostraros nuestro amor filial y de rendiros el tributo de nuestro vasallaje. Venimos a ofrendaros todo nuestro ser con alma y cuerpo, potencias y sentidos, nuestra vida con todas sus penas y alegrías, todo cuanto poseemos, todo cuanto somos, todo cuanto amamos. ¡Oh Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre de los hombres! A vuestro Corazón Inmaculado nos consagramos. Recibidnos como hijos vuestros. Sea vuestro Corazón nuestro refugio en vida y el camino que nos lleve a Dios. Haced que reine en esta (...) el espíritu de vuestra casa de Nazaret: la obediencia y el trabajo, la pureza y la piedad, la paz y el amor hasta el sacrificio. (Aquí el director o presidente coloca la imagen o cuadro del Corazón de María en el sitio que se le tiene reservado). Desde este momento quedáis constituida por Reina y Madre de esta (...). Vuestra sagrada imagen, oh Corazón Inmaculado, ocupará un lugar de honor en esta (...), desde donde velaréis por nuestro bien espiritual y temporal, escucharéis nuestras plegarias y nos consolaréis en las penas y tribulaciones de esta vida y particularmente en la hora de nuestra muerte. Nosotros, por nuestra parte, procuraremos vivir cristianamente, cumpliendo nuestros deberes religiosos para con Dios y de caridad para con el prójimo. Haced, Señora y Madre nuestra, que junto con vuestro reinado entre en esta (...) el del Sagrado Corazón de Jesús, a fin de que, viviendo sinceramente consagrados a vuestro amor y servicio, merezcamos un día la eterna gloria. Amén.


Comentarios

  1. Hola, útiles formas de consagrarse. En mi caso, hice mi consagración con el método del San Luis María Grinion de Monfort. Que viva Cristo Rey y que viva María Santísima.

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